Gog y Magog ¿profecias o buena voluntad?

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¿Por qué en estos tiempos de hiperconectividad tecnológica parece que los ciudadanos del mundo no podamos evitar un conflicto global catastrófico para toda la humanidad? En la mañana del 7 de abril de 2017, la Fuerza Aérea de los EE.UU., por primera vez desde el comienzo del antiguo conflicto en Siria, lanzó un ataque masivo de misiles Tomahawk contra la base aérea de la Fuerza Aérea Siria. La decisión formal de atacar fue tomada por Donald Trump. No obstante, a los ciudadanos del mundo nos queda todavía la duda respecto a qué tipo de presión fue sometido el presidente norteamericano para que el ataque se llevase a cabo precisamente en estos momentos.

Cuando Trump era candidato a la presidencia del país prometió “drenar el Pantano”, es decir, mantener a ralla al Estado profundo estadounidense, a los globalistas del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR) y a los neoconservadores de Washington. No obstante, en estos días parece que el presidente se ha dejado “guiar” por los intereses geopoliticos de la oligarquía financiera transnacional que mantiene su agenda de implementar un Nuevo Orden Mundial ultraliberal y tecnocrático para las próximas décadas.

No debemos perder de vista que el actual frente principal de esa posible guerra global es el Medio Oriente, es decir, Siria y sus países limítrofes. Resulta muy curioso que en estos momentos de incertidumbre, confusión y engaño, desde ciertos liderazgos mesiánicos se tome en consideración una antigua profecía válida tanto para los ortodoxos, los protestantes, los judíos, los musulmanes y los cristianos. Dicha profecía anticipa cómo el Armagedón podría producirse en las proximidades de la Tierra Santa.

Se ha señalado en alguna ocasión que desde el punto de vista profético, Israel es el “reloj” de Dios. Precisamente por ello, y ante los terribles acontecimientos que estamos presenciando en el conflicto de Siria y el resto de países del Medio Oriente, podemos intuir que el mundo está a punto de cambiar abruptamente a partir de circunstancias que implicaran a judíos, cristianos y musulmanes, en primer término, pero que también afectaran al resto de las naciones del mundo.

A pesar de que el profeta Ezequiel no enviaba sus mensajes a través de twitter como habitualmente ya nos tiene acostumbrados el presidente Trump, sin embargo, haciendo gala de una interesante prospectiva profética, Ezequiel nos legó para la posteridad sus textos sobre la guerra de Gog y de Magog que parecen anticipar lúcidamente la actual situación geopolítica en el Medio Oriente. En dicha batalla, que se desencadenaría en la llanura de Meguido, Rusia se vería arrastrada hacia un conflicto global – que en principio no desea – junto con una alianza de diversas naciones tras un presunto ataque de Israel contra Siria y la total destrucción de Damasco.

En efecto, Ezequiel dejó para la interpretación de las generaciones futuras el siguiente mensaje inspirado: “He aquí que estoy contra ti, Gog, príncipe soberano de Mésec y Tubal (actual Rusia) (…) te sacaré con todo tu ejército (…) Con ellos están Persia (Irán), Cus (Etiopía) y Fut (Libia), todos ellos armados con escudo y yelmo. Gómer, con todas sus tropas, y la casa de Togarma (Turquía), desde el lejano norte con todas sus tropas y muchos pueblos contigo (…) Después de muchos años invadirás un país salvado de la espada, reunido de muchos pueblos a los montes de Israel (…) En los últimos días atacarás a mi pueblo Israel como nublado para cubrir la tierra”.

Hay que reconocer que dicho texto hermético resulta un tanto inquietante, precisamente en estos días en los que somos conscientes de la intensificación de los movimientos bélicos por tierra, mar y aire en todas las regiones del planeta.

También resulta curioso que este grave deterioro de la paz mundial se produzca precisamente cuando se van a iniciar las conmemoraciones del primer centenario de las apariciones de Fátima, efeméride que se celebrará los próximos días 12 y 13 de mayo con la presencia del Papa Francisco. Para los creyentes católicos y para todos los hombres y mujeres de buena voluntad, Fátima representa una invitación a la conversión individual del corazón y a un nuevo despertar espiritual colectivo hacia Dios ante la batalla final entre el bien y el mal.

En esa misma dirección, Medjugorje refuerza el mensaje de esperanza y misericordia dado a la humanidad por Jesús hace más de dos mil años, y desde ese pequeño santuario entre montañas situado en Bosnia-Herzegovina, se sugieren cinco simples piedrecitas como armas para abatir a ese Goliat que tenemos frente a nosotros y para que de ese modo podamos alcanzar la paz interior, una vida plena y con sentido y una paz mundial justa y verdadera.

Puede ser que para los ciudadanos de la hipermodernidad y de la sociedad biotecnológica estos antiguos mensajes de la tradición resulten un tanto apocalípticos. Incluso puede opinarse que el enfoque prospectivo profético no debe ser tomado seriamente en consideración en las actuales circunstancias. No obstante, creemos importante exponer abiertamente esa visión alternativa a los análisis de los más prestigiosos think tanks en el mundo ya que observamos con inquietud y sincera preocupación como el escenario bélico global va tomando cuerpo día a día sin que se vean indicios que nos conduzcan a un auténtico cese de las hostilidades.

En tanto ciudadanos del mundo creemos que es lícito preguntarnos si en pleno siglo XXI el conjunto de la humanidad no puede hacer nada para impedir pacífica y democráticamente una nueva guerra mundial.

Barcelona, 9 de abril de 2017

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